
Existimos solo momentáneamente.
Mientras escribía esto han muerto entre mis dedos millones de momentos.
No me quejo, creo que en lo efímero es donde todo cobra sentido.
La posibilidad de que todo se termine en cualquier instante, es el climax donde damos valor a eso que creemos es perenne.
Lo que tiene valor no necesita ser valorado, solo necesita que los ojos correctos lo miren.
Todos tenemos algún valor.
No todos saben verlo.
A la vida le encantan las sorpresas.
Es ella la que juega a cruzar en tu camino esos ojos que son el billete dorado al paraíso.
Todo comienza con una mirada.
Le siguen un montón de latidos desordenados.
De los ojos al corazón.
Un corazón que también muda.
Cambia la piel en la estación de los Amores perdidos.
Es ahí donde te das cuenta que pese a estar roto siempre vuelve más fuerte.
Porque una cosa tengo clara: el Amor está en la mirada.
A la vuelta de la esquina.