
No sé porqué, cuando veo lluvia en los cristales de mi ventana me acuerdo de ti.
Será porque cada tormenta lleva tu nombre…
Santa Bárbara celosa ya no quiere tronar. Pero sigue tronando en este cielo despejado y así es imposible olvidarte, porque jamás olvidaré que te fuiste como un rayo.
Los truenos son mi statu quo.
Siempre esta fiebre que me da paz cuando cierro los ojos.
Siempre esta vida que me da guerra cuando los abro.
Así que ahora ven, que voy a contarte como Roma no se construyó en un día.
Que las ruinas de las que escribí se han convertido en poesía.
Tengo pegamento y me sobra rutina.
Gracias por existir musa de mi cabeza, Ahora solo creo en lo que me inspira.
Lo siento Dios porque desde que la vi me hice ateo.
Ahora solo creo en su sonrisa.
Ahora solo creo que mil años de agonía por un día en paraíso, dan sentido a esta locura de vagar de por tu desierto.
A la vuelta de la esquina.