
Lo malo de ser tan pequeño como un átomo es que hasta un grano de arena se convierte en tu Everest.
El dolor y la inspiración van de la mano.
Creo que el hilo rojo del destino me hizo la zancadilla un millón de veces.
Luego yo me reí de él.
Lo estoy pagando con creces.
He aquí el dolor que precede a la inspiración.
Por él sobrevivo.
Un golpe más no mata. Eso pensé cuando te vi.
Un día más y lo dejo. Como el éxtasis de lo malo. Otra vez.
Flipando en colores pero con un mundo en blanco y negro. Si le doy muchas vueltas al final lo veo gris.
No soy yo, es que me echaron amor en el vaso.
Me han dado tantas guindas que ya no sé a qué sabe el pastel.
No soy yo, es que no soy yo.
Le debo todo a no deberle nada a nadie. A vivir cada día en el alambre.
Vengo a pedirle heridas a la vida, que el alcohol me sobra.
No puedes pedir que brille a una sombra.
La caída fue necesaria.
El resurgir pasará a la historia.
Un átomo en el Everest.
A la vuelta de la esquina.