Ya me ha rozado tu flecha. ¿Ahora qué?
Ya estoy infectado. ¿Ahora qué?
No tienes veneno y eso es peor.
No hay derecho a que vengas con tu dulzura letal a contaminar de cosas buenas todos mis rincones oscuros.
Ya ha empezado la revolución y yo tan tranquilo.
¿Ahora qué?
Tan lentamente rápido que no sé ni por dónde has entrado. Maldita herida en el pecho que me deja siempre con ganas de más.
Vas a parar este ciclón, todas lo hacen aunque ya… Mis sábanas van a querer el verano de tu pecho y mis bufandas el invierno de tu cuello y no hablo de estaciones.
Nuestro reloj marcado siempre las carpe diem en punto.
Va tan rápido el tiempo contigo que vivo en el futuro, allí los coches vuelan y yo también pero solo me haces falta tú para hacerlo.
Me has dejado sin status quo, no sé qué es normal ahora y qué no… eres un trueno, un tesoro, eres un destello, eres la risa que anula mi cordura…
Seguro estoy de que eres una droga porque no es normal esta adición, está claro que esto no es legal y ¿a quién le importa?
Diciéndome “vetedate”… avisándome del peligro… masoca de tu encanto…
La revolución…
Y yo tan tranquilo.
A la vuelta de la esquina.